viernes, 30 de agosto de 2013

+ || El 23 de la calle Astorgata, el Trenzalore.






El casco viejo de la ciudad de Lillehammer, y teniendo en cuenta que el lugar en sí mantiene esa estética de pueblo (Casas de dos plantas, arquitectura de piedra, pocos edificios de pisos, grandes plazas a las que se llega gracias a pequeños senderos de callejuelas repletas de tiendas rurales y comercios… Y sin duda, en el centro del pueblo, la iglesia y el ayuntamiento, aunque la iglesia está fuera de la plaza mayor, donde el ayuntamiento está instalado desde casi la Edad Media aunque con otro nombre).

La calle Astorgata es un paso principalmente peatonal, ya que gran cantidad de antiguos comercios siguen abiertos manteniendo las costumbres de lo rural y tradicional. Zapaterías, cafeterías milenarias, sastrerías, correos… Pocos lugares como esos quedaban aún.
Aunque Sebastian tiene que hacer un largo viaje para llegar a ese extremo de Noruega cada vez que acude el taller, no le importa demasiado, ya que piensa en la forma en la que se ve esa calle por la noche, o en navidad, incluso cuando nieva… Parece un cuadro en movimiento, una fotografía con volumen y expresiones de asombro que provocan tiritar. Pero en realidad se trata del frío que hace; real, natural debido al hemisferio en el que se encuentra. Además, Lillehammer está rodeado de montañas altas y nevadas. Pero la sensación sigue siendo maravillosa a pesar de que siempre se ha decantado por el calor y el fuego.

Al terminar la calle, al final de ésta, está permitido girar a izquierda o derecha para continuar por otra calle que llevan o bien a una pequeña plazoleta si giras a la izquierda, o bien a una calle que solo guía a callejones sin salida, y más tarde, a una cuesta que lleva a las afueras del pueblo; en la zona derecha de edificios, haciendo esquina, se encuentra el taller que Sebastian posee. Trabaja con madera, juguetes, incluso de vez en cuando con zapatos e instrumentos musicales.

Lo primero que logra verse es el buzón grisáceo, a la antigua, con la banderilla roja bajada normalmente ya que no suele recibir muchas cartas. En éste reza la siguiente palabra << Trenzalore >> , bajo el número 23. Aunque ese es el verdadero nombre del taller, es más conocido simplemente por ser “el taller de Sebastian” ya que la gente suele hablar de las ágiles manos que tiene el hombre para ser aún tan joven, llegando de ésta forma a ser lo bastante conocido por el lugar, incluso querido.

La pared del edificio de un solo piso es grisácea, incluso logra verse que le faltan unas cuantas capas de pintura… Pero a Sebastian le agrada mucho más de esa forma natural. La puerta está hecha de madera de ébano, la más resistente, la más duradera, la que aguanta agua y viento sin agrietarse. Madera con la que suele trabajar.

Una vez en el interior, nada más entrar por la puerta, los ojos de una persona lo suficientemente alta o sino, curiosa, logran fijarse en el reloj que está en la pared. Un cuco, también de madera, el primer trabajo que hizo en ese taller, un objeto, sin duda, con cierto valor sentimental.

A la izquierda del lugar está la ventana, bajo ésta un sillón de piel artificial marrón oscura, y otro sillón cruzado del mismo juego. Frente a ambos, la chimenea crepita dando calor a todo el lugar, dando un ambiente hogareño.
El armario donde guarda todo tipo de material de trabajo, un perchero de pared y normalmente una butaca de madera.

En la zona derecha del taller, justo al lado de la puerta, está el perchero de pie, comprado hace años en Francia, con hojas de voluta decorando la zona superior de la cabecera de éste. De madera oscura, policromada. Seguidamente hay una pequeña puerta donde Sebastian guarda la madera y demás materiales con los que trabaja y da forma.
Una escalera, también de madera, no demasiado alta, para poder cambiar la bombilla que cuelga despreocupada del techo, sobre la mesa, alumbrando suave.
La mesa de taller en la que trabajada, de la misma madera de ébano que la puerta, y de nuevo otro taburete donde suele dar forma a pequeñas piezas de madera.

A sendos lados del reloj de cuco de la pared hay dos habitaciones. A la izquierda se encuentra el cuarto de baño; una ducha bastante grande (con un pequeño banco de madera que él mismo ha hecho, para poder sentarse en el interior y pasar las horas muertas bajo el agua caliente contrastando con ese frío Noruego) rodeada de una alfombra de tacto suave, ocre. El retrete frente a la ducha, al lado derecho de la puerta un pequeño armario con todo tipo de materiales y utensilios de aseo y limpieza.
Lo que más llama la atención del cuarto de baño es la cómoda también de madera de ébano; el grifo reluce, el espejo está oculto bajo una pequeña cortina blanca corredera. Tras el espejo se encuentra el pequeño botiquín.

La otra sala es la sala de estar, y donde Sebastian normalmente hace su vida cuando transcurre al taller y abandona su casa en Hedmark, o bien, donde duerme debido a que es tarde para volver a casa y se pasa la noche trabajando.

Frente a la chimenea, se encuentra una pequeña mesa de cristal, de té, bajo ésta una alfombra de pelo sintético marrón oscuro (como la de la propia sala de taller). Rodean la mesa dos sillones; uno de tres plazas, de color oscuro, casi negro, de tacto suave, y una butaca del mismo modelo (la cual utiliza como silla de escritorio). Una lámpara de pie negra se encarga de alumbrar la sala muy pocas veces.
Una ventana redonda en la pared en la que se apoya un escritorio también hecho por el propio Sebastian, de madera, y sobre éste, un ordenador portátil. La única tecnología del lugar.
El guardarropa es un regalo de un hombre que una vez conoció en Australia, también amante del arte.
La cama está pegada a la pared contraria a lo anteriormente referido; no es una sábana, sino una manta de lana blanca con rombos rojizos la que se encargan de proporcionarle calor por las noches.
En la pared frente a la chimenea hay un mural que ocupa casi toda la superior de ésta de tonos ocres, a pincelada gruesa, de forma abstracta. De nuevo un regalo. Un regalo de un cura de Notre Dame.

Falta por añadir una pequeña estantería que está haciendo, donde colocar pequeños tomos de fábulas sueltas pendientes de leer.

Toda la casa está rodeada de pequeños candelabros de cirios blancos aromáticos, que parecen salir de las paredes, para tratar de despejar de vez en cuando ese olor habitual a pintura y madera. El olor que destila es algo más suave y menos empalagoso que la vainilla, natural.

Y en ese lugar, Sebastian es donde se evade de todo el mundo y se centra en sí mismo.

jueves, 29 de agosto de 2013

+ || La fuerza de los sentimientos humanos.



La noche, sin duda, había sido muy larga. Cuando logró sentarse frente al crepitar de las llamas del salón del que hace ya un tiempo que es su hogar, suelta un profundo suspiro que indican millones de sensaciones acumuladas. Millones de nuevos “sentimientos” han surgido en Sebastian, agresivos, veloces, fuertes, dolorosos como una bomba atómica han estallado en su interior. No son sentimientos tales como amor u odio, sino, que son sentimientos como orgullo, confianza en sí mismo, incluso cariño, los que acaba de vivir y le resultan completamente raros y desconocidos, y a juzgar por la forma de actuar de Sebastian, no sabría si decantarse por malignos o benignos.

Lennart, Sombra, Lennart, Sombra… Ellos son las únicas dos personas en las que puede pensar esa noche, siquiera en Hannibal, su padre, solo en ellos debido a que la noche ha surgido junto a aquellas dos extrañas personas que desde hace poco tiempo conocía.

Con un leve gruñido logra deshacer el nudo de la corbata negra que decora su cuello; tira después, desenroscando esta por completo, aunque no despojándose de ella. La deja reposar sobre sus cansados hombros mientras desabrocha el primer botón de su camiseta, después el segundo, y apoya la cabeza contra el respaldo del sillón, de una sola plaza, de cuero negro.
Sus ojos grises caen en el embrujo del fuego. Sus manos resbalan con suavidad por cada correspondiente reposabrazos con el fin de ser estirados al compás de una respiración suave, tranquila, a pesar de que su cabeza se encuentra en caos.

No tarda en quedarse dormido, fijándose antes de hacerlo en que las llamas éste han oscurecido y adquirido un ligero color azulado.

Unas dos horas después se despierta. Un dolor de cabeza inusual obliga a Sebastian a llevarse las manos a la nuca y a entrecerrar los ojos mientras se queja con una mueca silenciosa.

Trata de recordar, pero… Algo ha cambiado en su cabeza, algo la ha hecho olvidar gran parte de su pasado, o quizás, ha decidido quedarse en segundo plano.
Sebastian no sospecha de esto. Antes de dirigirse al taller a trabajar, tras una ducha de agua ardiendo y un cambio de ropa, se toma una copa de coñac para comenzar bien el día.

viernes, 16 de agosto de 2013

+ || Comienzan las despedidas, la muerte de Sigrid.

La noticia llegó a Sebastian de una manera imprevista, pero sobretodo, brusca. Hannibal fue el encargado de soltarla de sopetón, sin tacto, ni palabras suaves de consuelo... Solo como algo que Sebastian debía conocer.
Nunca llegaba a saber como, pero el buguhuul siempre estaba al tanto de todas las cosas que podrían afectar de una manera u otra a sus hijos, y esta vez no fue algo menor.

"Sigrid Höhner se ha suicidado". Fue lo único que mencionó antes de marchar de nuevo, dejando a Sebastian con gesto impasible.

Esa noche lo que el íncubo hizo fue escribir una carta que más tarde los hermanos de la fallecida seguramente leerían.
Al principio, el objetivo de esa carta era el guardarla en el teatro donde Sigrid actuaba, pero no le dio más vueltas cuando la idea de simplemente entregarla a sus familiares de una manera indirecta y que ellos hicieran lo que quisieran con ella.

"Sería bello que se la entregaran, que descansara con ella..." Pero Sebastian no sabía que es lo que harían con el cadáver.

Tras terminar de escribir la carta bajó al salón y, entretenido gracias a una copa de coñac, logró tallar una bella mujer con gestos hoscos y fieros, recordando así a Hipólita, el papel que la joven interpretaba y quiso ver pero nunca llegó a hacerlo.



No quiso descansar esa noche, pues un extraño sentimiento de pesar, muy humano, se negaba a dejarle en paz.

Cuando la mañana surgió, Sebastian acudió a la ya conocida casa de los Höhner y metió la carta en el buzón. No deseaba darles el pésame por el momento, siquiera a Anne, a la que más conocía de los familiares... Pues el mal sentimiento reciente y seguramente la rabia por lo ocurrido, serían aún muy fuertes y dolorosos.

Por lo tanto, tras dejar la carta en el buzón, con el destinatario de la propia Sigrid, volvió a su hogar y de nuevo retomó su vida.

+ || Preguntas y respuestas.

Estaré encantado de contestar a vuestras preguntas sobre el personaje, sobre su modo de pensar, de vivir, relatar alguna corta historia, incluso acepto sugerencias y críticas (siempre desde el respeto) en:

viernes, 2 de agosto de 2013

+ || Relaciones con los miembros de la familia.








» Hannibal: Padre de Sebastian, de una raza poco común y bastante difícil de encontrar, los Buguhuul. Su relación siempre ha sido como un objeto inanimado: fría, lejana, seria… pero a la vez respetuosa. No le agrada en absoluto aún siendo su creador, pero debido a este hecho y a que es muy poderoso, mantiene las formas con él y guarda silencio.
Ambos están introducidos desde hace mucho tiempo en una batalla muda por el mando de la familia, pero Sebastian, al ser aún joven y no haber logrado sacar todo su potencial, no logra situarse como cabecilla de la extraña familia. (
Pero en verdad, ese motivo es una excusa que utiliza para odiarle, sí, es verdad que él quiere ser el jefe, sabe que tiene cualidades y lo haría mejor que Hannibal, pero la verdadera razón que tiene para odiarlo es por el hecho de que cuando era joven lo abandonara.
No entiende como un padre puede abandonar a sus hijos y no preocuparse de ellos durante años, y luego pretender volver, meterse en sus vidas y manejarlos como si debieran de tenerle respeto.)
Él, Búa y Boo son las únicas personas capaces de sacar a relucir el peor lado de Sebastian en cuanto a agresividad. Las peleas entre ellos ya es algo tan normal como los delirios de Búa y Boo. De hecho, uno de los objetivos que tiene es poder matarle algún día, es algo con lo que sueña desde que era joven, algo casi imposible, pero que él intentará de cualquier forma. 
Normalmente tiene una actitud desafiante ante él, muy burlesca en ocasiones, le intenta humillar, usa como armamento la guerra psicológica ya que físicamente sería bastante complicado poder causarle ni un mínimo daño; a pesar de todo lo oculta bajo esa sólida capa de fingido respeto. Eso no quita la cierta admiración que le tiene, Sebastian desearía ser como él, en cuanto a poder, pero solamente en eso.


» Ritha: Tienen una relación de tira y afloja desde la primera vez que se conocieron, y la mayor parte de las veces es por culpa de él, ya que adora irritar a cualquier persona de su alrededor y aún más si se trata de su hermana. Pero en cierto modo también es con la que mejor se entiende a nivel intelectual, ya que ambos son personas maduras y bastante cultas, por lo que tienen mayor afinidad. Siente bastante admiración y respeto por ella, ya que le asombra el cómo consigue manejar a todos los miembros de la familia y, sobre todo, la paciencia que tiene con ellos. Lo que más admira de ella sin duda es el hecho de que durante tantos años haya llevado las riendas de la familia, y que sin ser su obligación ella decidiera ponerse en el papel de madre. Es a la primera persona a la que siempre va cuando tiene un problema. Son pocas las ocasiones en las que Sebastian pierde el control de sí mismo, pero en los momentos que sucede, sin duda, Ritha es la única que puede llegar a calmarlo sin recibir daño alguno. (*) Antes de que se amoldasen a la familia, durante ese período en el que Hannibal abandonó a Sebastian, los dos demonios tuvieron algo parecido a una... relación. Una extraña relación. Cuando se enteraron de que eran familia decidieron olvidarlo todo y actuar como si nada hubiese ocurrido. Aún así de vez en cuando Sebastian le busca las cosquillas sobre dicho tema, y Ritha trata de rehuir de éste, por donde puedan llegar a parar.



» James. Con James tiene la relación más cercana, más próxima, pues desde los seis hasta los dieciocho años de vida los vivió junto a él, bajo su protección y su cuidado, cuando Hannibal lo abandonó a su suerte. Es en quien verdaderamente confía, en quien verdaderamente cree, a quien verdaderamente agradece, y sobretodo, con quien en realidad saca su parte “divertida”. Suelen jugar a picarse, a bromear, a contarse entre ellos los secretos y las acciones más escondidas de su mente. Siempre le defenderá ante todos, ante cualquiera, incluso, le coloca sobre su padre aunque aparentemente no lo parezca.



»Ginger : No se soportan, y es algo que se capta a kilómetros de distancia. Las miradas frías que se lanzan podrían derretir al iceberg más arcaico que habita sobre la faz de la Tierra. Parecen odiarse tanto, que los demás miembros de la familia prefieren que siquiera se crucen, pues saltan chispas entre ambos enseguida.Al contrario que Ritha,  Ginger es una persona muy impulsiva y con poco aguante, por lo que cuando hace eso tiende a ponerse agresiva, cosa que siempre termina en pelea. Aunque más bien la pelea se basa en Ginger pegando a Sebastian y él evitando los golpes; nunca pondría la mano encima ni a Ginger ni a Ritha, muy enfadado debería de estar para que esa situación se diese. Bajo ese odio incomprendido por todos, se esconde la verdadera razón: protección. Se sienten tan unidos el uno con el otro, que lo temen y a la vez rechazan y alejan. Sebastian no dudaría jamás en defender a su hermana Ginger ante cualquier cosa, cualquier peligro… Y viceversa.



» Búa: La relación con la pequeña no se adapta a una línea sin variaciones, sino, que por el contrario, todo depende de la niña y de su estado de ánimo. Al principio le costó acostumbrarse a la presencia de un infante en la familia, pero aprendió a ignorarla e incluso a veces logró olvidarse del nuevo miembro. ¿La razón? Celos. Celos de que Hannibal se hubiera pasado años de su vida cuidando a esas pequeñas, que ni si quiera eran sus hijas biológicas, y educándolas cuando tenía tres hijos más. De hecho las culpaba a ellas por el abandono que sufrió, le resultaba más fácil pensar aquello que ceñirse a la realidad. Pero toda esa rabia que tenía y esos celos fueron desapareciendo conforme iba conociendo a esas pequeñas e iba averiguando más sobre su vida pasada; pasó de sentir odio a sentir compasión. Hannibal convirtió a una inocente pequeña en dos monstruos psicóticos y con un aspecto demacrado y asqueroso. Por un momento se imagino a la dictadura del terror que les había sometido Hannibal durante años a ambas y creó ciertos sentimientos sobre ellas. En verdad sentía una mezcla entre compasión por ellas pero admiración, admiración por lo que su padre había conseguido hacer a aquella niña. Conforme fue pasando el tiempo la relación entre ambos fue mejorando, medianamente, ya que con ellas nunca se puede tener buena relación (Unos meses más tarde algo cambió entre los dos. Descubrieron algo que compartían, o más bien, que complementaban. Sebastian es un idolatra de la novela negra y policíaca, y una noche que leía en voz alta se encontró con Búa escuchando. La atención que ponía la niña al escuchar la historia le llenó tanto que leer para ella se convirtió casi en un hobby. Búa representa las muertes de las historias que Sebastian le cuenta y las convierte en arte fotográfico sin dudarlo.). Siente fascinación por ellas, más bien por conocerlas, ya que cuando parece que ya lo ha visto todo alguna paranoia de ellas sale a relucir para asombrarlo. A diferencia que con sus hermanas, a ellas sí que les pondría la mano encima, de hecho, ya ha ocurrido más de una vez. La razón es porque él es completamente consciente de que ellas son el doble de fuertes que toda la familia junta y muchas veces rebajarse a ese nivel es la única manera de controlarlas. En verdad, aunque nunca lo haya admitido ni haya dando la impresión, Sebastian suele temerlas y bastante, es perfectamente consciente de la poca cordura que tienen y de lo imprevisibles que son. Sabe que en el momento en el que se le crucen el cable acabarían con él sin darse cuenta. Al igual que con Ninna también tiene cierta sobreprotección sobre ellas, pero de otra forma, sabe que a ellas no hace falta defenderlas de nadie, lo saben hacer ellas solas, a excepción de una persona: de sí mismas. Cada vez que desaparecen, él es el primero en ir a buscarlas, aunque nunca admitirá estar preocupado por la seguridad de ellas. (*) Siempre le ha gustado tratar a Búa-Boo como a una única persona, no como los demás hacen, que parecen hablar con dos.







+ || Historia.






 Un frío 6 de Marzo. La fecha exacta resultó ser algo irrelevante, algo tan sumamente poco importante que todo el mundo logró olvidarlo. Sería algo sin duda placentero decir que lo olvidaron porque los sucesos fueron normales, monótonos y poco llamativos, pero no fue así. Lo olvidaron porque así Hannibal quiso. Porque así el Bughuul lo deseó.

El calor había logrado matar a un tercio de la población y a grandes cosechas… En un lugar de clima glacial como Noruega es una verdadera masacre que se llegue a los 40 grados de golpe, del día a la mañana. Tres días. Tres días seguidos que advirtieron la llegada del íncubo. La noche en la que finalmente Sebastian pisó la Tierra el calor era tan sumamente insoportable que la visión de las personas se nublaba continuamente y llegaba a formar grandes oasis y espejismos en mitad de la nada.

Sebastian, la primera vez que pisó la Tierra, tenía cuerpo de niño de seis años. Nunca fue un bebé, al menos nunca lo fue sobre la Tierra, ¿quién sabe si lo fue bajo ella?
Sentía el cuerpo pesado, dolorido, molido, ¿Cómo no sentirlo de tal forma? Dios le había abandonado, le había despreciado y no le había dado siquiera oportunidad de arrepentirse de sus atrocidades cometidas. El sabor de un ente maligna tan saboteada fue lo que le llamó la atención a quien en un futuro se hizo llamar “padre”.

No preguntó, solo aceptó entre esos malos augurios quedarse con él y tomar venganza a su manera. Pero todo puede cambiar en una cabeza pensante como la de un demonio puro.

Los habitantes olvidaron, se preguntaron que es lo que había ocurrido pero no hallaron respuesta alguna…

Sebastian no tardó en ser abandonado por Hannibal, a su suerte… y sin darse a penas cuenta, dio gracias cuando se topó con James, quien le cuidó como a un verdadero hermano mayor desde los seis años de edad hasta los dieciocho.

A los dieciocho algo les hizo distanciarse; nunca supo el verdadero motivo, o mejor dicho, nunca quiso saberlo… Cogió las pocas cosas que deseaba conservar y se marchó lejos del que había sido su hermano durante largo tiempo, tras una despedida seria, serena, en la que el dolor y la rabia eran el sentimiento escondido.

Viajó a París durante un largo tiempo y se paró a observar la forma de vivir el arte en aquella curiosa ciudad. Allí conoció a Ritha, quien logró animar a su manera, a Sebastian, y resultó un buen apoyo.

En medio de una disputa cargada de emociones ocultas y sonrisas en labios apretados, dentro del museo del Louvre, se toparon con quien fue el encargado de romper la paz entre los dos; Hannibal volvió con el fin de separar ese extraño y fuerte lazo que había sobrepasado la amistad entre los dos demonios; les confesó de que ambos eran hermanos.
Fue otro motivo por el cual odió profundamente al Buguhuul, por haberle “robado” a Ritha. Desde entonces su relación se distanció y pasó a ser una relación en segundo plano.

Volvió a sentirse solo, y logró soportarlo durante largo tiempo cuando se fue a España a vivir, a Galicia. Trabajó en el ejército durante cinco años largos. Luchó como guerrero, a muerte, y aprovechó esos instantes en los que la sangre derramada era saludable ante la causa.  Un día el íncubo sintió unas fuertes ganas de esa compañía que James le proporcionó durante tanto tiempo y volvió a Noruega, donde sabía que él se encontraría.

No fue complicado dar con James, el único pequeño obstáculo que encontró fue que no se encontraba solo.

Ginger  se había unido a la causa, como una hermana más, y comenzaron a vivir juntos en Bergen.

Reencuentros. Ritha volvió a dar señales de vida; y no vino sola. Trajo al último y más… “pequeño” miembro de la familia; Búa-Boo.

Bergen ya no era un buen lugar para vivir después de que se hiciese más grande el grupo y que todos se unieran a esa especie de aquelarre que finalmente adoptó el nombre de “familia”.
Decidieron marchar a un lugar más solitario y separado de la vida humana. Hedmark se convirtió en el lugar idóneo; una pequeña casa escondida a las afueras del pueblo, rodeada de espesos árboles e incluso del río.

Hubo un tiempo en el que Sebastian se dejó llevar por su instinto (alterado por la actitud de Ritha)  y tuvo que ser frenado por James.

Ante la llegada de Búa-Boo, Sebastian se vio obligado a marchar de Noruega para alejarse de las costumbres de la niña, la nueva integrante de la familia. Visitó raros países, raros lugares, sobretodo lugares llamados “pilares del arte” aprovechando la situación.
Pero terminó volviendo a casa, en Hedmark, al darse cuenta de que lo que había hecho había sido dejarse vencer por ésta. Durante un tiempo la odió, pero no demasiado tarde descubrió que no todo es lo que parecía con ella.

Hannibal… ahora ha vuelto, y ha hecho que la vida de cada uno de sus hijos cambie por completo.
Incluso James parece haberse acoplado algo más a la familia, cuando normalmente a penas se acerca a ella.

Actualmente posee un taller en Lillehammer, en la calle Storgata, número 23, donde ejerce su actual profesión. Arregla muñecas, juguetes, instrumentos, y talla figuras de madera. De vez en cuando pasa temporadas viviendo en el taller para despejarse de todo lo que ocurre en su casa.

(*)Sebastian puede trabajar en el sector servicios con empleos a corto plazo como: sirviente, camarero, chófer…
Pero lo que realmente desea es aprovechar la carrera de psicología y crear una consulta propia. Eso le ayudaría a estar más cerca de esos humanos que tanto le llaman la atención.
También se gana algo de dinero de vez en cuando como barbero o limpiador de zapatos, añadiendo pequeños hobbies que disfruta: arreglando muñecas, juguetes, incluso algún instrumento... y tallando figuras de madera. (*)

jueves, 1 de agosto de 2013

Ficha rol || Sebastian Mcweibber Stone.





•• Nombre.  Sebastian.

•• Apellidos. Mcweibber Stone.

•• Edad aparente.  Depende del cuerpo que posea.

•• Edad real. 1134 años. (Nacido el 6 de Marzo del 880.)

•• Raza. Demonio puro.


[| + |] Nacido como “incubi”, demonios encargados de expandir la raza demoníaca. Seres que siembran el descontento, las desgracias, la podredumbre… en el universo. Se dedican únicamente a convertir a inocentes en demonios. Por tanto, Sebastian tiene ese “don”. Puede convertir en demonio a un ser inferior.

•• Lugar de nacimiento.  Noruega, Bergen.

•• Orientación sexual.  No es algo verdaderamente relevante.

|•| R a s g o s  p s i c o l ó g i c o s .

Si por algo se caracteriza Sebastian es por su paciencia y parsimonia. Es una persona realmente calmada, que se toma su tiempo para elaborar las cosas sin importar cuanto de este gaste debido a que tiene todo el del mundo. Lo que realmente desea es que sus planes no se tuerzan, que salgan bien, como lo planeado… Y por eso no le importa que estos se alarguen tanto.

Le gusta controlar todo a su alrededor, poder sentirse un ser “superior” respecto a los planes de los demás. Sebastian siempre estará a un paso por delante de su víctima o del otro ser o persona al que se enfrente. Está preparado. Es observador y por eso se adelanta a cualquier movimiento. En conjunto a esto se convierte en un ser calculador y obsesivamente cuidadoso.

Aunque Sebastian lucha por controlarse, por controlar lo que es, es algo que no logra. Puede ser la persona más carismática y educada del mundo, y de un momento a otro sacarte el corazón para después despedazarte. Sanguinario, cruel, frío e impulsivo cuando el demonio logra controlarle por completo.

Con normalidad es una persona aparentemente callada, reservada y observadora… pero los humanos le resultan tan fascinantes que muy a menudo busca sacar tema de conversación. El final de esa conversación puede resultar de lo más agradable, o, por el contrario, sangriento y horrendo para la pupila humana.

De vez en cuando da uso de la ironía o el sarcasmo pero de una manera diferente a lo normal: responde serio, sin rastro de sonrisa en sus labios, y eso puede confundir a la gente con facilidad. Algo que no le importa lo más mínimo.

Es una persona a la que cuesta enfadar, incluso molestar. También es complicado sacar una verdadera sonrisa de sus labios.

Cuando finalmente acepta dejarse conocer, o algo o alguien le interesa, su forma de ser puede cambiar de una manera apoteósica; puede buscar molestar a esa persona, gastar bromas, sonreír más a menudo (aunque sin pasarse)... Es decir, soltarse. Aún así le cuesta bastante el tutear a la gente y dejar de lado sus modales, siempre impecables.



Sebastian padece de "Alexitimia", que es la incapacidad para expresar con palabras sus propios sentimientos. En realidad, los alexitímicos parecen carecer de todo tipo de sentimientos aunque el hecho es que, más que hablar de una ausencia de sentimientos, habría que hablar de una incapacidad de expresar las emociones.

|•| A p a r i e n c i a  f í s i c a .

Normalmente aparenta perfectamente esos 25 años de edad. Es alto, lo suficientemente fornido y musculoso. Se le notan con claridad las clavículas y tiene una espalda bastante ancha, cubierta de numerosas manchas que llegan a convertirse en pecas o lunares en diferentes zonas (como los hombros). Tez pálida, aunque no completamente nívea, aunque da más sensación de palidez debido a los diferentes rasgos de masculinidad más marcados de lo normal: nuez, omóplatos, mandíbula…

Alguna que otra vez se deja crecer barba, pero nada excesivo. No tarda en desprenderse de ese poco vello corporal que se adueña de su mandíbula aún siendo un ser que no envejece nunca.

Su color de pelo es castaño oscuro, pero dependiendo de la iluminación del lugar puede cambiar sus tonalidades.

La mayoría de las veces cuando sonríe lo hace sarcásticamente, pocas veces se le ha visto con una sonrisa verdadera.

Tiene la manía de caminar con la cabeza muy alta, como si estuviese todo el día orgulloso de sí mismo. Da una sensación de incómoda y continua superioridad que puede llegar a irritar a cualquier persona. A la vez suele tener los dientes apretados, aunque esto no hace parecer que esté tenso, sino, que por el contrario, parece ir continuamente despreocupado.

El color de sus ojos es claro, de un grisáceo bastante llamativo que esconde un pequeño núcleo amarillento. Cuando el demonio surge, sus ojos se tornan negros; oscuros como un pozo sin fondo. Su mirada es penetrante y misteriosa, incomoda cuando mira fijamente durante mucho rato.

Su forma de vestir depende de la situación: puede ir vestido con elegantes trajes, normalmente oscuros, y otras veces con vaqueros simples, una camisa o simplemente una camiseta y sobre ésta una chaqueta de cuero negra.


••|| GUSTOS.

¤  Si algo le gusta, no es sin duda su parte demoníaca y sangrienta. Es algo que trata de ocultar y que busca controlar de una manera u otra, pero, sin duda, es algo que no sale a derechas nunca. En el fondo el verdadero gusto es el reto a poder controlar esta parte demoníaca y esa sed de sangre que de pronto le llama.

¤ La soledad. Adora la tranquilidad, una buena copa de coñac o whisky bien fuerte para acompañar ese sepulcral silencio que le rodea.

¤ El calor, los lugares para nada húmedos y refrescantes.

¤ Lo clásico, la Antigüedad, el arte de la época anterior.

¤ Le gustan los humanos. La raza humana le parece realmente interesante y difícil de comprender, por eso le llama mucho la atención la forma de pensar y de actuar de la humanidad. Sobretodo adora informarse sobre casos de psicópatas y enfermedades extrañas y así tratar de poner solución a su manera a los problemas de la especie.

¤ Viajar. No sentirse obligado a atarse a un lugar en concreto, o a alguien en concreto… Pero es un gusto que se atrofió cuando conoció a su actual “familia”, los Mcweibber.

¤ Las motos, es más, posee una Harley-Davidson Iron 883.

¤ Le encanta dibujar, pero no es algo que se le de realmente bien.

¤ El cine es una de sus pasiones, al igual que las novelas policíacas.

¤ Sabe hacer figuras de madera.

¤ Arregla muñecas/juguetes. Incluso algún instrumento.

¤ Desea comprarse un Impala Chevy '67.

••|| DESAGRADOS.

¤ Odia la sociedad actual y lo que le rodea: la tecnología, los medios de comunicación a excepción de la radio (manteniendo siempre una emisora de música clásica o jazz) y el periódico.

¤ Las mentiras, la traición, que traten de contradecirle o intimidarle.

¤ Que cojan sus cosas con o sin permiso. Incluso cuando “accede” a prestar algo, en el fondo no es lo que desea. No le gusta que toquen sus cosas, nadie.

¤ Los ángeles. Son el yang de su raza, algo que no puede controlar por naturaleza.

¤ El dulce.

¤ Las personas que se toman demasiadas confianzas pronto.

¤ Los piercings o tatuajes. Aunque hay excepciones.

• P O D E R E S

» Poder de convicción, de manipulación directa e indirecta.
» Poder de seducción, de atracción física y mental.
» Puede entrar en el cuerpo de una persona y manejarla a su antojo, haciendo incluso que esta llegue a hacerse daño físico… Pero prefiere el daño psicológico, lo considera dolorosamente irreparable. – Contra esto solo funciona el exorcismo.
» Posee la posibilidad de viajar a otros lugares (tanto en la Tierra, como fuera de ésta) gracias a las alas negras que posee tras su espalda, normalmente invisibles. Lugares que puede visitar:

+ El Infierno (a donde van todas las almas condenadas).
+ El Tártaro (donde están encerrados los grandes titanes malignos)
+ Los Abismos/Inframundo (donde residen los demonios comúnmente)
+ El Limbo (donde están las almas perdidas).

» Factor de curación que le permite sanar las heridas a una velocidad increíble.
» Tiene capacidad de hablar y entender todos los idiomas. (Incluso sobrenaturales).
» La inmortalidad.
» Puede infligir enfermedades, aunque es algo que no suele producir.
» Es capaz de robar el alma y convertirlo en energía vital para él o para enviarlas al Limbo o el infierno.
» Proyección o Plano de Sombras.
» Puede crear campos de fuerza, paredes invisibles, aunque no por mucho tiempo.